Aunque en multitud de ocasiones se toma la ketamina como una droga, realmente se define como un compuesto químico que tiene las propiedades de un medicamento. Un mal uso de la ketamina puede llegar una cierta dependencia de este compuesto considerándolo a partir de este momento una droga.
La ketamina como medicamento tiene propiedades anestésicas. Las dosis médicas para ayudar a pacientes enfermos tienen un volumen de 10 ml. Se trata de una solución inyectable que contiene 500 gramos de la ketamina y otros componentes como el clorobutanol, el cloruro sódico y agua.
El uso de la ketamina en la medicina
Podemos hablar de la ketamina como un preparado que entra dentro de los anestésicos generales, usado en operaciones en la cual el paciente debe estar sedado. Se utiliza en diversas intervenciones quirúrgicas, siempre en las que no sea necesaria la relajación de los músculos.
Es necesario un control muy exhaustivo de la ketamina, ya que un mal uso en una intervención quirúrgica o administrárselo a personas con alergia les puede provocar varios efectos negativos en el cuerpo. Los más comunes son el aumento de la tensión arterial, que en multitud de casos deriva en problemas de circulación; taquicardias y convulsiones. Estos efectos son algunos de los que se producen cuando se consume un exceso de este medicamento.