Aunque habitualmente se conoce a la ketamina como una droga, lo cierto es que sus usos son muy amplios. Solo si se realiza un mal uso de este fármaco provoca que se convierta en una droga dura y una de las más potentes que podemos encontrar en el mundo de los psicotrópicos y estupefacientes.
La ketamina en un entorno profesional suele recibir el nombre de vitamina k. Por el contrario si nos acercamos a un lenguaje y un entorno más normal y más cercano a la gente de a pie podemos oír otros nombres, como por ejemplo: special k, keta o kety.
La ketamina como medicamente animal
El origen de la Ketamina surge en el año 1962 de la mano de Calvin Stevens como un medicamento veterinario. El profesor Stevens, tras varios años de estudios y pruebas médicas, sintetizó diferentes componentes para crear finalmente la ketamina. Dicho profesor estudió y fabricó esta sustancia con el fin de ser tratada como ayuda a veterinarios y profesionales que trabajaban con animales para poder sedarlos o anestesiarlos y así hacer más fácil el trabajo a la hora de una operación u otros derivados.
Por lo tanto, en un principio no estaba considerado su uso para la práctica con personas. Es en 1965 cuando los doctores Corsen y Domino utilizaron por primera vez la ketamina en la práctica clínica.
Con el paso de los años, se descubrió que una elevada dosis de este medicamento provocaba a las personas un efecto anestésico y alucinógeno. La gente empezó a comprar de manera ilegal este preparado para su consumo propio, lo que provocó que la ketamina hoy en día sea considerada como una droga.