En el artículo de hoy vamos a hablar de las sensaciones que provoca el opio, una de las drogas más antiguas de las que se tiene constancia y a la que se ha hecho referencia a lo largo de los siglos. Vamos allá:
¿Cuáles son las sensaciones del opio?
Las primeras sensaciones que se notan al consumir opio son una profunda relajación y somnolencia. Poco a poco se empieza a sentir un cierto hormigueo y picores por el cuerpo, a medida que se deja de sentir dolor (en el caso de que se padeciera previamente) y se aumenta el sentido del tacto.
A medida que los efectos avanzan, la sensación de somnolencia va dejando paso a una sensación de duermevela, donde se pueden sentir los efectos del sueño: se sueña estando despierto. Además, se suele hacer referencia a la capacidad de ver los problemas que rodean al individuo desde una óptica diferente, lo que contribuye a encontrar soluciones al mismo desde otros ángulos.
No obstante, también hay que hacer referencia a ciertas sensaciones indeseadas, pero que pueden aparecer como efectos secundarios. Estas sensaciones son las náuseas, el estreñimiento, la dificultad para alcanzar el orgasmo, el cansancio, la posibilidad de caer por la falta de fuerza y el estado de somnolencia, etc.
Cabe aclarar que estas sensaciones del opio comentadas pueden variar enormemente dependiendo de la cantidad de opio consumido, la calidad del mismo, el estado mental y anímico de la persona y las características físicas del consumidor (por ejemplo, no es lo mismo consumir opio sin haber comido, que con el estómago lleno).
En definitiva, las sensaciones del opio son variables pero siempre relacionadas con la relajación. La ventaja que contamos al hablar del opio es que se cuenta con menciones a sus efectos desde hace más de tres mil años.